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lunes, 7 de julio de 2014

Chikungunya Arrasa con Barrio Obrero




Censaron la comunidad de Barrio Obrero y en casi todas las casas había uno o más enfermos con la fiebre que provoca dolores.

“La culpa es del caño... La culpa es del caño... La culpa es del caño...”

Eso es lo que repiten una y otra vez los vecinos del caño Martín Peña, en Barrio Obrero, que han sido víctimas del nuevo virus conocido como chikungunya.


En las calles aledañas la enfermedad ha golpeado con fuerza, en lo que parece ser una especie de brote que ha castigado a casi todos los hogares.

El Comité Dominicano de Derechos Humanos censó varias calles de Barrio Obrero –cercanas al cuerpo de agua- y pudo corroborar que en efecto el virus ha estado haciendo estragos en esa comunidad desde hace unas tres semanas.

El comité visitó el pasado miércoles una cuadra de cada una de las calles 8, 9 y 10 de Barrio Obrero, que colindan con la avenida Rexach, y halló un total de 68 casos.

Según los líderes del comité, José Rodríguez y Esteban Reyes, los casos eran la orden del día en casi todas las viviendas; dato que los residentes le confirmaron a este diario.

No es coincidencia que el chikungunya los haya golpeado. La insalubridad del caño Martín Peña es de leyenda. La zona también está llena de basura y los mosquitos precisamente lo que buscan es este tipo de ambiente.

“Aquí hay mosquitos de día y de noche... Es una cosa horrible y eso yo se lo atribuyo al caño...”, señaló Wilma Hernández, quien se describió a sí misma como la primera a la que se le pegó el chikungunya y continúa sufriendo dolores en sus piernas.

Hernández acudió a una sala de emergencias y allí le dijeron que el diagnóstico de la enfermedad tardaría tres semanas, aunque es obvio que la atacó el virus.

“El sábado pasado yo no podía caminar... Los brazos los sentía como fracturados”, dijo Lucas Rivera, otro que le echó la culpa de la enfermedad al caño. “Hace años que nadie viene por aquí”, dijo sobre el Gobierno y el control de las plagas que se producen en el cuerpo de agua.

La familia de Luis de la Cruz fue otra de las que cayó rendida al chikungunya.
De la Cruz dijo que una vez se hizo pública la situación con el virus en la comunidad, el Municipio vino y fumigó... muy por encimita. “Se quedaron arriba”, afirmó en referencia a que el insecticida que se usó no llegó al caño.
En la casa de José Manuel Calderón el virus enfermó a cinco. “Uno salía de la enfermedad y entraba otro...”, dijo.

Se afectaron su ex esposa, el nieto de esta y sus cuatro hijos. Ninguno fue al médico: la enfermedad la pasaron en frío.

Aurelia de la Rosa contó que a ella se le hincharon los pies y que sigue con problemas para pararse. “A la calle enterita le dio eso”, dijo tras explicar que se autorrecetó acetaminofén.

A Aurelia la encontramos con un pote de insecticida al lado. Lo compró, según dijo, porque a ella la suele visitar un biznieto.
El líder comunitario Ángel Figueroa Cortés exigió del Gobierno que prepare un plan de salud para los vecinos del caño, a quienes no se les puede tratar igual que a otras comunidades cuando se trata de enfermedades como el chikungunya.

Figueroa Cortés subrayó que las comunidades aledañas al caño están a riesgo de padecer múltiples enfermedades hasta que no se drague el cuerpo de agua, y el costo para esto es de $600 millones.

Ya hay asignados cerca de $140 millones, dinero que fue destinado a trabajos de infraestructura tales como la remoción de troncales de energía eléctrica.
Conseguir el dinero que falta, según Figueroa Cortés, va a depender, sin embargo, de legislación del Congreso.
En casa de Figueroa Cortes, el chikungunya enfermó a cuatro: tres sobrinos y su hermana.

“Aquí no se está haciendo nada sistemático... Viene una guagüita del Municipio con un tanque y va por las calles. Ya no se entra (a fumigar) casa por casa, que es donde pueden estar los envases con agua... las gomas...”, dijo el líder comunitario acerca de la forma en que se asperja en el barrio.
El sistema, según contó, dista mucho de lo que fue en épocas más remotas, como las décadas del 60 y del 70.

Una compañía, la Tifone, se ofreció a asperjar en las inmediaciones del caño de forma gratuita, con un producto orgánico. Según se supo, se le va a estar solicitando a la Junta de Calidad Ambiental que valide el producto.
José Rodríguez dijo, de otro lado, que hay personal de Salud federal de Puerto Rico atendiendo el problema del virus, “pero están esperando los pacientes en los hospitales”.

“No es a los hospitales a donde tienen que ir, es a comunidades como estas”, aseveró el defensor de los derechos civiles.

La fiebre chikungunya es una enfermedad que se transmite por mosquitos infectados y, como no se cura, el tratamiento se centra en el alivio de los síntomas.
Los signos de la enfermedad son fiebre súbita, dolores articulares, dolores de cabeza, náuseas, cansancio y erupciones en la piel.

Los dolores articulares, generalmente, desaparecen en pocos días, pero algunas veces pueden durar meses, incluso años.
Son raras las complicaciones, pero en personas mayores puede contribuir a la muerte.




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